La Sociología de la Educación es una de las más jóvenes ramas del saber humano, ya que posee alrededor de sólo un siglo de existencia. Fueron Augusto Comte y Emile Durkhein los que le dieron vida como Ciencia general (Comte) y como Ciencias de la Educación (Durkhein).La epistemología de la Sociología de la Educación es enormemente rica en su marco teórico y metodológico. Entre los estudios sociales que formula figuran la Pedagogía, el Colectivo Escolar, el Colectivo Pedagógico, las relaciones sociales, la Institución Escolar, la familiam la comunidad, el desempeño de roles y los códigos de género entre otros.

martes, 20 de marzo de 2012

CUANDO EL "OTRO" DEBERÍA DEJAR DE VIVIR

 Jacques Rancière, en “la Noche de los proletarios” nos dice que la política ocurre cuando aquellos que “no tienen” tiempo, se toman el tiempo necesario para plantearse como habitantes de un espacio común y para demostrar que su boca emite también una palabra que enuncia lo común y no solamente una voz que denota dolor.
Quitarnos el tiempo para ganarlo, pero pensando cual es el modelo de sociedad que queremos. Es Político, no cabe duda, el lugar que toma el sujeto cada vez que confronta, no con  lo que pasa, sino con lo que nos pasa.
Aquello que me pasa, no puede quedar desanclado del relato del “otro” como espejo de mi subjetividad.
Vuelve Rancière, en sus “Momentos políticos” a rescatar que “un momento político” ocurre cuando la temporalidad del consenso es interrumpida. La política no necesita dice él, de barricadas para existir. Pero sí necesita que una manera de describir la situación se oponga a otra, y que se oponga significativamente.
Ya no considera el hecho aséptico de “describir”, es lo distinto “explicar” lo que inaugura otra forma de lo sensible, además de una postura que prefiere la eticidad hegeliana al hombre en estado de salvajismo de Loocke.
El tipo es repugnante, pero el coro de discursos y comentarios más o menos “descriptivos” sobre el derecho a defender con un arma su familia, sus bienes, ¿sus vidas?, etc. etc, se ha tornado político, borroso en la delgada línea que lo separa del justiciero Ingeniero Santos y lo legal que organiza o trata de organizar la vida mía y de los otros en sociedad.
Acá encontré, en lo escrito por el Dr. Oscar Blando, destacado profesional y profesor de derecho en la UNR, una explicación que me exime de seguir callada, pensando que puedo ser, desde mi lugar, alguien que dice que no, que no estoy de acuerdo y no por eso me coloco en defensora de delincuentes.



Algo Personal (con Baby Etchecopar)

Final del formulario
*       Por Oscar M. Blando
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"Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz, juegan con cosas que no tienen repuesto y la culpa es del otro si algo les sale mal". (J. M. Serrat).
Confieso que con tipos como Baby Etchecopar siempre he tenido "algo personal" (aunque nunca nos hayamos cruzado en la vida).
¿Es políticamente correcto que lo diga ahora cuando ha sido víctima de un hecho tan grave como el vivido?. No lo sé. Lo que sí sé, es que desde antes de este lamentable suceso que ha sufrido él y su familia, nunca comulgué (y creo que muchos tampoco) ni con su estilo, ni con sus formas de comunicación mediática y menos, con sus concepciones ideológicas y la manera de querer resolver los conflictos personales y sociales. Aclaro, anticipatoriamente, que nada puede justificar el accionar delictivo del grupo que actuó con armas de fuego y violentamente. Pero Baby resolvió esa dramática situación del mismo modo violento y en la forma que lo viene anunciando en los medios que lo haría. Y ese es el tema: Que ese estereotipo de personaje público -ahora desde el lugar de la víctima- sea elevado socialmente al valiente justiciero a imitar, revitalizando el viejo debate instalado hace años por el Ingeniero Santos: la justicia por mano propia.
"Resulta bochornoso verles fanfarronear a ver quién es el que la tiene más grande".
Baby se ufana de sus posturas machistas, discriminadoras, violentas, adornadas con sus modales de matonismo "porteño". Expresa la inocultable búsqueda (impune) del rating a cualquier precio, así sea utilizando el mal gusto hasta lo insoportable: Hizo un culto del insulto a sus oyentes, que a su vez, le respondían con similares groserías. Son antológicos los diálogos en vivo donde para refutar a una oyente agresiva no tenía el menor empacho de estigmatizar su nombre y su sexo: "Grasa, ¿cómo te vas a llamar Rita?". O para contestar los insultos de un irritado oyente, lo desafía a encontrarse después del programa así "te pego y te violo". Baby Etchecopar hizo siempre una televisión amarillenta cuyo discurso apeló al "realismo" mezclando lugares comunes, mal gusto y prejuicios violentos, y como ha dicho de estos casos el semiólogo Oscar Steimberg: "Cuando hay pobreza de enunciación, y se acude a la apelación de un sentido común utilizado en términos polémicos y repetitivos, sin idea más que la de explotación del prejuicio más elemental, ahí es donde lo bizarro no es descriptivo, sino que se trata de algo directamente de mala calidad".
La demagogia es su arma preferida. En las épocas de mayor desprestigio de los políticos Baby no se contentaba con incentivar el "que se vayan todos". Proponía la violencia en sus más diversas formas: a Nicolás Gallo, ex funcionario del gobierno de De la Rúa, prometió, desde Radio 10, "cagarlo a patadas", cuestión por el que fue llevado a la justicia (Página/12 - 15/9/2002).
"No conocen ni a su padre cuando pierden el control".
En su simplificador y también demagógico discurso sobre la inseguridad (los primeros en solidarizarse ahora fueron Blumberg, Hadad y Gelblum) nunca tuvo dudas: "No podés pasar cerca de las villas porque los morochos se te tiran encima". Y ¿qué deberíamos hacer con los "morochos"?. Baby tenía la respuesta expeditiva: "Los mato, los cago a tiros". Lamentablemente para él y su familia y para el asaltante muerto, lo hizo aunque haya puesto en riesgo, aún más, la vida de sus seres más cercanos. Su trofeo mayor había sido conseguido: Matar al delincuente de ocho balazos con el Rolex de su propiedad en la muñeca del asesinado.
Me adelanto a las posibles sinceras (y las chicanas) críticas a mi visión sobre Baby y el grave suceso que tuvo que vivir. He dicho que nada justifica el accionar delictivo y violento del grupo armado; sé de las (i) responsabilidades del Estado y del problema de la inseguridad, y también de la disyuntiva sobre el comportamiento individual de cada uno de nosotros en circunstancias parecidas. Todo ello está presente en mi análisis. Sólo digo aquí que las armas sirven para matar, no para defenderse, y si no que lo diga el padre que intentando balear al asaltante mató por error a su propio hijo. Pero además, las armas no siempre son utilizadas para disparar a delincuentes: Al contrario, de acuerdo con estudios de la Red Argentina para el Desarme (RAD), lo recurrente es que las muertes violentas sean consecuencia de "conflictos personales que derivan en lesiones por disposición de armas: sólo la cuarta parte lo es en ocasión de robo". Si el ex Gobernador de Río Negro Carlos Soria no hubiese tenido un arma en su dormitorio conyugal (cuyo destinatario sin dudas era un delincuente), hoy estaría vivo.
Digo también que las soluciones violentas no son soluciones, son problemas. Que nunca tendría un arma ni pondría en un riesgo mayor a mis seres queridos por defender el robo de un reloj o cualquier objeto patrimonial. Que nadie merece morir, y en este hecho, hay por lo menos un muerto y varios heridos. Estas cosas me diferencian, desde luego del violento asaltante, pero también de Baby Etchecopar que debemos tratar como lo que en estos momentos es, víctima de un robo violento, que a su vez gatilló y mató a su atacante. Pero no debe ser considerado un héroe nacional a imitar, ni debemos emular a este nuevo "justiciero americano". La peor consecuencia de este hecho para una sociedad democrática, sería la legitimación social de su accionar y del discurso que Baby Etchecopar y tipos como él, quisieron y quieren instalar como virtuoso. Este debate es político, sin dudas, pero a la vez, algo personal nos separa.
Fuente: diario Rosario 12, domingo 18.03.2012, El Dr. Oscar Blando es profesor de Derecho Constitucional en la UNR.

lunes, 12 de marzo de 2012

CURARNOS:UNA CUESTIÓN DE ELECCIÓN Y FUERZA INTERIOR


Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado.
Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con “él…”, estamos amando demasiado.
Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia, o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su psicoterapeuta, estamos amando demasiado.
Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudarían a él, estamos amando demasiado.
Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que, si tan sólo fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos amando demasiado.
Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e integridad física, sin duda estamos amando demasiado.
A pesar de todo el dolor y la  insatisfacción que acarrea,  amar demasiado es una experiencia tan común para muchas mujeres que casi creemos que es así como deben ser las relaciones de pareja.
Algunas nos hemos obsesionado tanto con nuestra pareja y nuestra relación que apenas podemos funcionar como personas.
Muchas, y en busca de que alguien nos ame, parecemos encontrar inevitablemente parejas nocivas y sin amor.
El amor se convierte en amar demasiado, cuando nuestro hombre es inadecuado, desamorado o inaccesible y, sin embargo no podemos dejarlo; de hecho, lo queremos y lo necesitamos aún más.
Manejar el concepto de “amar demasiado” es ciertamente doloroso, aún cuando nos neguemos a aceptarlo, nuestra vida depende de su aceptación como adicción, y del esfuerzo conciente de trabajar duro para curarnos.
Quienes alguna vez nos vimos obsesionadas por un hombre, no sospechamos siquiera que la raíz de esta obsesión no era el amor sino el miedo. Miedo a estar solas, miedo a no ser dignas o a no inspirar cariño, miedo a ser ignoradas, abandonadas o destruidas.
Damos nuestro amor con la desesperada ilusión de que el hombre por quien estamos obsesionadas se ocupe de nuestros miedos.
Los miedos y nuestra obsesión se profundizan hasta que el hecho de dar amor para recibirlo se convierte en la fuerza que impulsa nuestra vida. Y como nuestra estrategia no da resultado, tratamos, amamos aún más. Amamos demasiado.
Es necesario revisar a fondo la forma de relacionarnos con los hombres. Es un trabajo que lleva tiempo y que nos causa muchos dolores, pero el patrón de conducta se puede revertir.
Elegir curarnos es una lucha y no será para crecer, sino simplemente para sobrevivir.
El proceso de recuperación, nos permitirá dejar de ser una mujer que ama a alguien con una intensidad tal que resulta dolorosa, para empezar a ser una mujer que se ama a sí misma lo suficiente para evitar el dolor.

Fuente: Robin Norwood, Las mujeres que aman demasiado, 1999, Javier Vergara Editor, Barcelona- España.



viernes, 9 de marzo de 2012

ESA SAGRADA CONSTRUCCIÓN CULTURAL


Para empezar a reflexionar, la historiadora Dora Barrancos, directora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Universidad de Buenos Aires (UBA), lanza que “no hay ninguna esencia femenina. Hay, en todo caso, una multiplicidad de modos de ser mujer”. Afirma que cada época genera expectativas y normas relacionadas con las mujeres y que los atributos que las definen forman parte de una conjunción estereotipada surgida a lo largo de la historia, pero no tiene nada que ver con una “naturaleza femenina”, así como tampoco existe una masculina.
En la misma línea, la psicóloga Alicia López Blanco, autora de “Mujeres al rescate de la fuerza interior” (Paidós, 2011), recuerda una frase de la filósofa francesa Simone de Beauvoir (“No se nace mujer, se llega a serlo”) para explicar que, si bien nacemos con una genitalidad que –la mayoría de las veces- define un sexo (femenino o masculino), habitualmente se confunden los términos “sexo” y “género”. Explica que “el sexo es el conjunto de características físicas con las que nacen los hombres y las mujeres, son naturales y esencialmente inmodificables. Al género lo constituyen las características psicológicas, sociales y culturales y se transforma con el tiempo”.
“Los roles de género son comportamientos aprendidos en la sociedad que terminan por naturalizarse –continúa López Blanco-. Esta naturalización es la responsable de que se asocien sexo y género y se consideren ‘naturales’ los roles y las capacidades. En el imaginario social hay un perfil de lo que una mujer ‘debería ser’ y de ‘cómo debería comportarse’. Con esos datos, se construyó en nuestra psiquis un modelo a seguir. Su influencia nos lleva a accionar tratando de cubrir las expectaciones de los demás sin ocuparnos demasiado de las nuestras. Reconocer y descubrir que estas características –supuestamente fijas e inamovibles-, son asignaciones culturales, es lo que nos permite transformarlas”. (Diario Clarín, 08.03.2012)



DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA | Avances por la igualdad de género

Discriminadas en todo el mundo

  • En Europa un 24% de las mujeres se encuentra en riesgo de pobreza
  • En España perciben menos salario y menos puestos de responsabilidad
  • Sólo un 10,7% del Parlamento de los países árabes son mujeres
ELMUNDO.ES | Agencias | Madrid
En un día como el de hoy, ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, parece lícito reflexionar sobre la situación de la mujer en los distintos ámbitos de la vida y en los diferentes países de todo el mundo. Se mire por donde se mire, se manejen los datos que se manejen, la igualdad sigue sin estar conseguida. Y parece que la crisis económica no hará más que agravar este desequilibrio.
De hecho, según la Fundación Aetna, el género, y en concreto, ser mujer, agudiza la vulnerabilidad de las mujeres que ya experimentan algún tipo de factor de exclusión. Las mujeres son las personas más pobres en cada sociedad.
(Diario El Mundo, España, 08.03.2012)
La mujer latinoamericana, la más poderosa y la más maltratada
En Latinoamérica conviven el maltrato y el liderazgo femenino más asentado

En los mismos países en los que se registran las tasas más altas de asesinatos por violencia de género y las mayores proporciones de embarazos adolescentes, las mujeres han logrado los más espectaculares niveles de participación política femenina del mundo. Latinoamérica, un subcontinente marcado por la desigualdad, pero también por el éxito económico en plena crisis, maltrata a sus mujeres y, al tiempo, estas están alcanzando unas cuotas de poder desconocidas incluso en la mayor parte de los países europeos, donde, por ejemplo, aún no han conocido a una presidenta o primera ministra electa, algo que en esta zona del planeta quedó ya inaugurado en 1990 con Violeta Chamorro en Nicaragua y que hoy empieza a ser un hecho poco menos que ordinario.
(Diario El País, España, 08.03.2012)

POCO QUE FESTEJAR Y MUCHO POR HACER

Mujercitas Terror
Diga lo que diga la biología, para ellas la categoría “mujer” resulta insuficiente. Feministas, sí; aunque no creen que “la mujer” sea el único sujeto de esa herramienta política. Para las jóvenes activistas decirse feministas es una entre otras maneras de nombrarse y de nombrar lo que todavía no ha sido dicho con la voz suficientemente alta. Por eso buscan recursos expresivos que pongan el grito ahí donde sea capaz de generar desobediencia. Sobre su propio cuerpo, en la calle, en las paredes o en escenarios, escriben con la letra de su generación las nuevas políticas de género.   
 (Página 12, 09.03.2012