La Sociología de la Educación es una de las más jóvenes ramas del saber humano, ya que posee alrededor de sólo un siglo de existencia. Fueron Augusto Comte y Emile Durkhein los que le dieron vida como Ciencia general (Comte) y como Ciencias de la Educación (Durkhein).La epistemología de la Sociología de la Educación es enormemente rica en su marco teórico y metodológico. Entre los estudios sociales que formula figuran la Pedagogía, el Colectivo Escolar, el Colectivo Pedagógico, las relaciones sociales, la Institución Escolar, la familiam la comunidad, el desempeño de roles y los códigos de género entre otros.

jueves, 27 de septiembre de 2012



"Un nombre es...sólo una palabra"

No importa el nombre, porque podría ser cualquiera.
Sin embargo, es sólo uno. Fue elegido, con un poco de
suerte, con algo de amor... Sin embargo, es la única
palabra que no miente. La que llevamos todos los días
en la suela de los zapatos... Desde antes de nacer y aún después de morir,
seremos "ese" nombre, lo único propio
de cada uno de nosotros... una palabra. Y como en ellas habito, no me queda
otro remedio que padecerlas...
También construyen y reconstruyen mi(s) historia(s).
Tengo una gran deuda con ellas. Por eso, quizás, las
quiera compartir. "Solo no eres nadie. Es preciso que
otro te nombre".

B. Brecht

lunes, 24 de septiembre de 2012

PROTESTA Y ESTRUCTURAS


La sociología de la década de los ochenta estuvo dominada por la temática de los nuevos sujetos sociales y de los nuevos movimientos sociales.

Aún aquellos que no comparten con Touraine (1978),  para quien el objeto de la sociología es el estudio de los movimientos sociales, reconocen que la última década impuso esa temática como una fuerza sin precedentes.

Los indignados europeos, los movimientos por la diversidad, los ecologistas, los colectivos de mujeres, aquellos que protestaron días pasados con la consigna “ocupemos Wall Street”, y más cercano en el tiempo,  las movilizaciones que cacerola en mano protestaron por diversas consignas en nuestro país, son un ejemplo.

La protesta, y las acciones directas son una característica de estos movimientos, pero todos sin excepción sufren la tiranía de la falta de estructuras.

Al contrario de lo que nos gustaría creer, no existe algo similar a un grupo sin estructuras. Cualquier grupo de personas que por razones que comparten, se une durante un periodo de tiempo determinado y con un objetivo cualquiera, se dará una u otra forma de estructura.

La estructura podrá ser flexible y variará con el tiempo, servirá para distribuir tareas, distribuir poder e influencias, etc. El simple hecho de ser individuos con talentos, predisposiciones y procedencias distintas hace que darse estructura sea inevitable.

Con esto decimos que aspirar a crear un grupo sin estructura, es tan inútil y engañoso como pretender que existan noticias objetivas, que las ciencias sociales estén libres de valores o que exista una economía libre.

 

Fuentes:

Revista de política y cultura El Rodaballo, Nro.15,. 2004.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

PEDAGOGÍA


LA EDUCACIÓN COMO PRÁCTICA DE LA LIBERTAD

Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho.

Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado.

Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos.

Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo.

Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando.

Enseñar exige seguridad, capacidad profesional y generosidad.

Enseñar exige saber escuchar.

Nadie es, si se prohíbe que otros sean.

La Pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación.

No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión.

Decir la palabra verdadera es transformar al mundo.

Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa.

El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación.

El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas.

Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de educar y el acto de ser educados por los educandos.

Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre.

La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados "ignorantes" son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una "cultura del silencio.

Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra.

Defendemos el proceso revolucionario como una acción cultural dialogada conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio y profundo de concientización.

La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación permanente de la HUMANIZACIÓN del hombre.



Paulo Freire. La educación como práctica de la Libertad

sábado, 1 de septiembre de 2012

CIVILIZACIÓN Y BARBARIE


Otra vez las brujas

 Por Osvaldo Bayer

Desde Bonn, Alemania

En la contratapa del 27 de julio pasado hablamos de las “brujas” que fueron quemadas vivas por las iglesias cristianas en los siglos XVI y XVII. Y que había comenzado una autocrítica de esas iglesias ante la amplia difusión de investigaciones históricas acerca de esos hechos de extrema crueldad del ser humano, en nombre de Cristo. Pues bien. Parece ser que la Verdad y la Etica siguen triunfando cada vez más. Y acaba de producirse otro hecho fundamental, aquí en Alemania. Nada menos que el arzobispo católico de Bamberg, Ludwig Schick, acaba de hacer público que ha resuelto declarar por “anulado y sin efecto” las sentencias en los procesos realizados por la Iglesia Católica contra personas acusadas de “brujería”, y además agregó: “Desde nuestra interpretación del Derecho fueron injustos”. Y finalizó con este pedido de disculpas: “Con las víctimas y sus familias se cometió algo atroz”. Por fin. Un poco tarde, sí. Más de cinco siglos después. Pero siempre, finalmente, llega la verdad. Ahora, habría que preguntarle al papa Ratzinger por qué cuando él habla siempre de “Dios, en su infinita bondad”, sí, por qué ese Dios tan “bondadoso” permitió que su propia Iglesia, la Católica, cometiera crímenes tan horrendos y el sufrimiento de esas pobres mujeres a las cuales se las ejecutaba a fuego lento para que sufrieran mucho más. ¿Por qué ese Dios, si fue el creador del mundo, concibió que sus seguidores, los sacerdotes, autotitulándose representantes de “El” en la Tierra, cometieran tales crímenes atroces? Creemos que ha llegado el momento en que el Papa salga al balcón de su palacio y explique el porqué de tanta crueldad en nombre de la Cruz.
Lo del arzobispo Schick es un paso adelante para la interpretación racional de la historia. Los males del poder. La omnipotencia. El ordenar arrodillarse ante los que mandan en nombre de Dios o de los que dicen ser representantes del pueblo. Con el mismo sentido cínico del ocultamiento de sus crímenes, los militares argentinos aplicaron el método de la desaparición de personas. “No están ni vivos ni muertos”, declaró una vez el hoy ex general Videla, con un cinismo insuperable para explicar sus crímenes. Pero las Madres y las Abuelas y los hombres y mujeres de los organismos de defensa de los derechos humanos lograron dejar al desnudo ese crimen de indescriptible crueldad en cuanto a su atrocidad y cobardía.
La quema de “brujas” fue cubierta siempre por el “miedo a Dios”; “de eso no se habla” fue la respuesta de la Iglesia durante siglos. Ahora ha salido a la luz, reconocido por sus propios obispos. Falta pues que el Papa se posterne y pida el perdón a la humanidad por crímenes tan horribles cometidos por sus antecesores.
Bien, pero los argentinos, qué hacemos. Sí, volvamos una vez más al capítulo más nefasto de nuestra historia: el genocidio de los pueblos originarios cometido ya bajo la bandera azul y blanca, con nuestro ejército, nuestros generales y nuestros políticos responsables de aquella época, todos sacralizados en monumentos, nombres de ciudades, de plazas, de lagos, de calles, de escuelas.
Sí, una vez más este tema en estas contratapas. Que la conciencia siempre esté presente. Por ejemplo, vayamos no ya a la Campaña del Desierto del genocida Julio Argentino Roca sino pasemos a otro paisaje argentino, la región del Chaco. ¿Cómo fue la conquista de esa tierra para la “civilización”? Pronto aparecerá la segunda edición del libro Los dominios del demonio, que lleva como subtítulo Civilización y Barbarie en las fronteras de la Nación. Escrito por el actual decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Héctor Hugo Trinchero. Es un libro profundo, de una investigación a fondo basada en la documentación de la época que habla ya por sí misma. Bastaría con ella para comprender con cuánta frialdad y falta de ética con respecto a la vida de los demás actuaron los gobernantes de aquella época, encabezados por Julio Argentino Roca y de otros próceres del ideario nacional liberal positivista.
El demonio, palabra para demonizar a los pueblos originarios que vivían en esas comarcas desde hacía siglos. La actuación del ejército y de la Iglesia con sus misiones para la conquista definitiva de esas tierras y el sometimiento perpetuo de los llamados “indios”.
Se hizo con “la espada y la cruz, con la pluma y la palabra”. La documentación que presenta el autor es irrebatible. El archivo de los vencedores con el idioma de los que saben que no tienen que rendir cuentas a nadie. Cuando Roca asciende al oficial Victorica, uno de los “conquistadores” del Chaco, escribe en el acta de ascenso: “Su brazo mutilado y un reguero de sangre marcarán en el Chaco los derroteros de la civilización y el progreso” (firmado: general Julio Argentino Roca). La civilización a través de un reguero de sangre. Está todo dicho, señor general. Todavía en 1902, durante la presidencia de Roca, se repite el degüello de prisioneros indios en la represión del teniente Avalos. Y esa civilización de regueros de sangre culminó con la repartición de tierras a los militares conquistadores con 5000 hectáreas a los “jefes de regimiento” y con 1500 hectáreas a “otros oficiales”, expresión del decreto oficial. El autor Trinchero nos recuerda entonces una frase del pensador Walter Benjamin: “No existe ningún documento de civilización que no sea al mismo tiempo un documento de la barbarie”. Como resumen de la “conquista del Chaco”, el libro reproduce nada menos que un documento de la dictadura militar de la desaparición de personas. En ese documento, Videla considera al Chaco “un monumento nacional” por ser el “último bastión de resistencia del enemigo indio”, vindicando “campañas militares forjadoras de la patria civilizada”. Videla, un general civilizado.
En cuanto a las misiones católicas que se fueron formando en el Chaco, hasta 1767, los jesuitas habían fundado gran cantidad de ellas en Tucumán, Buenos Aires, Paraguay y Misiones y poseían, ya en esos años, 400.000 cabezas de ganado vacuno.
Aquí cabe la pregunta: ¿por qué la Iglesia Católica guardó silencio y no denunció desde Roma al mundo el genocidio que se estaba cometiendo con los pueblos originarios en la Argentina? Primero en el Sur, con Julio Argentino Roca, y luego en la región chaqueña con diversos jefes militares. Sólo se oyeron algunas voces valientes, como ocurrió con la desaparición de personas de Videla, cuando valientes obispos (como Angelelli y De Nevares, por ejemplo) y sacerdotes (como Mugica y tantos otros) salieron a la calle para denunciar los crímenes, pero, en sí, las voces de diversos obispados y de la Iglesia desde Roma se mantuvieron en silencio.
Se hace necesario cada vez más el llamado oficial a congresos de historiadores que estudien estos temas a fondo y que den su veredicto definitivo sobre la base de documentación legítima, tomando como fundamento la defensa de la vida, ese derecho de todos. Y terminar con la versión de los vencedores con las armas de que se ha servido hasta ahora la historia oficial que aprendimos desde niños en la enseñanza de las aulas. La Etica y la Vida, como principios insoslayables. Y terminar con aquello que las “brujas o los salvajes” fueron los enemigos de la civilización y el progreso.