La Sociología de la Educación es una de las más jóvenes ramas del saber humano, ya que posee alrededor de sólo un siglo de existencia. Fueron Augusto Comte y Emile Durkhein los que le dieron vida como Ciencia general (Comte) y como Ciencias de la Educación (Durkhein).La epistemología de la Sociología de la Educación es enormemente rica en su marco teórico y metodológico. Entre los estudios sociales que formula figuran la Pedagogía, el Colectivo Escolar, el Colectivo Pedagógico, las relaciones sociales, la Institución Escolar, la familiam la comunidad, el desempeño de roles y los códigos de género entre otros.

viernes, 29 de julio de 2011

Los militares desarmaron a golpes aquel modelo de desarrollo tecnológico
A 45 años de los “bastones largos”, hoy el país recupera a sus científicos



Publicado el 29 de Julio de 2011

Por Christian Boyanovsky Bazán
El 29 de julio de 1966, la dictadura de Onganía intervino la universidad y la policía apaleó a estudiantes y profesores de Ciencias Exactas, 1400 docentes e investigadores abandonaron el país. Desde 2003, se repatrió a más de 800.
Al grito de “¡hay que limpiar esta cueva de marxistas!”, la guardia de Infantería de la Policía Federal entró a los claustros universitarios, apaleó a estudiantes, graduados y profesores y produjo un velo negro en la historia académica argentina, propiciando la “fuga de cerebros” y el desmantelamiento de programas de avanzada. Un costo que el país “sigue pagando” y que planes como el de repatriación de científicos buscan subsanar. El episodio se imprimió en la Historia como La Noche de los Bastones Largos y ocurrió hace hoy exactamente 45 años.
“Sentí bombas que estallaban, que rompían las ventanas, entraban y arrojaban gases. Tuvimos que salir como ratas. Después me recuerdo pasando por la doble fila de la guardia de infantería, ahí nos golpeaban, nos decían de todo”, recuerda el matemático Raúl Carnota, en ese entonces un estudiante que había acompañado la asamblea de autoridades y alumnos en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires. Esa noche del 29 de julio de 1966, todos los claustros se habían convocado para rechazar la intervención dispuesta por el reciente gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, mediante el decreto 16.912, que atentaba contra la autonomía y la libertad de cátedra.
Pablo Jacovkis todavía no era graduado en Matemáticas, y faltarían unos años para que fuera profesor y más tarde decano (1998-2006) de la facultad. Con una carrera avanzada, 20 años, y voluntad por defender lo público, terminó un examen con el profesor del MIT, Warren Ambrose, y fue desde la Ciudad Universitaria hasta la sede de Perú 222, donde hoy funciona la Manzana de las Luces. “Fuimos con un conjunto de estudiantes y presenciamos una reunión del Consejo Directivo, en la que se decidió no aceptar cargos según la norma, porque les restringía a los decanos su autoridad. La UBA no los aceptó. Ni el rector (Hilario Fernández Long), que había firmado una dura declaración contra el golpe de Estado, ni ninguna autoridad”, recuerda hoy.
Carnota cursaba el 5º año en el Colegio Nacional Buenos Aires, ubicado justo a la vuelta del edificio donde funcionaba Exactas. Pertenecía a la Federación Juvenil Comunista, que tenía intervención en el Centro de Estudiantes. Esa vocación lo llevó a unirse a la resistencia y acabar golpeado y detenido, al igual que unas 150 personas esa noche. “Habré estado toda la noche en la comisaría, hasta la madrugada. A otros los largaban antes, a los que se identificaban como profesores”, aporta Carnota, hoy miembro del Consejo de Administración de la Fundación Sadosky.
Los palos de esa noche, bajo las órdenes de los jefes de la Side, Eduardo Señorans, y de la Policía Federal, Mario Fonseca, no distinguieron entre alumnos y autoridades. El decano, Rolando García, y el vicedecano, Manuel Sadosky, fueron golpeados con igual violencia que el resto. Así lo recordó en una carta que envió a The New York Times el profesor Ambrose, quien se encontraba en el país invitado por la universidad: “Nos hicieron pasar entre una doble fila de soldados, colocados a una distancia de diez pies entre sí, que nos pegaban con palos o culatas de rifles y que nos pateaban rudamente (…) Debo agregar que los soldados pegaron tan brutalmente como les era posible y yo (como todos los demás) fui golpeado en la cabeza, en el cuerpo y en donde pudieron alcanzarme. Esta humillación fue sufrida por todos nosotros –mujeres, profesores distinguidos, el decano y vicedecano de la Facultad, auxiliares docentes y estudiantes.”
En una edición especial de la revista Caras y Caretas, de 2006, Felipe Pigna y María Seoane escribieron que “la Guardia de Infantería no ahorró insultos, patadas, golpes de machetes y palazos que por ‘orden superior’ y razones obvias debían apuntar a la cabeza, pero no sólo ahí, como lo demuestra la querella criminal iniciada por el decano Rolando García contra el general”.
La Noche de los Bastones Largos expulsó a casi 1400 docentes que renunciaron o directamente se exiliaron. De los 301 que emigraron, 215 eran científicos, y 86, investigadores en distintas áreas. Al cumplirse recientemente los 50 años de la computación en el país, Tiempo Argentino entrevistó a científicos como Julián Aráoz, quien era responsable del Grupo de Investigación Operativa del Instituto del Cálculo y partió a Europa tras la violencia del onganiato. Programas como el de la computadora Clementina se desvanecieron en poco tiempo tras la fuga de cerebros.
“Lo que se apagó en La Noche de los Bastones Largos fue un proyecto que pretendía poner a la facultad como un punto de referencia, un faro en matemática aplicada para políticas públicas, para el Estado. En esos años, el Instituto del Cálculo era vanguardia, y esto se perdió abruptamente”, reflexiona Carnota, quien fue profesor del Departamento de Computación.
Jacovkis cree que la herida “se ha cerrado”, aunque “el costo lo seguirá pagando la Argentina durante mucho tiempo. Hay cosas que no se recuperan, todos los científicos que se fueron fue una pérdida grande. De todos modos, hay paliativos. En este momento hay planes para que vengan los investigadores que están afuera, hay programas, es una situación favorable.” <
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miércoles, 27 de julio de 2011

¿Por qué no se aprecia el último film de Woody Allen?
Es lógico que provoque más rechazo que aceptación, el retrato tragicómico que hace Woody Allen, en el film “Conocerás al hombre de tus sueños”. Los personajes  hiperreales, provocan sentimientos encontrados y ni siquiera se perciben la multiplicidad de inteligentes símbolos.
Es que en esta retro modernidad, la discapacidad humana más instalada, por los manipuladores culturales, es lo que Michael Gazzaniga denomina: “autoconciencia”, función cerebral, que permite imaginar a uno mismo transitando lo que le pasa al otro. Mi madre decía: “ponerse en el zapato del otro”, es la base de la convivencia, permite comprender, entender, sintonizar sentimientos y perdonar. Ese viejo y simple mandato o axioma de “no hacer al otro lo que no se quiere para si mismo.”
El inteligente Allen, comienza su relato, con la historia que más explota el mercado: el pánico a las marcas del tiempo y nadie mejor que Anthony Hopkins, para esta actuación. El “sincericidio” de su mujer, los separa y solo ella encuentra el camino de “otra vida” o la "re-encarnación" desde una nueva perspectiva…
El costo de las banalidades y frivolidades, de “la esposa- prostituta” (con sentido amplificado), dibuja lo que hoy tanto asombra a nuestra generación: ¿Qué tiene de malo? Está bueno, se aprende y se disfruta con otro, mientras el te compra, lo que te gusta…” La cultura del cuerpo sin cerebro ya está encogiendo la zona más humana, ética (cortico frontal).
Allen se aparta de su clásico planteo religioso y expande el tema de las creencias, que ganan la batalla a “lo cognitivo” y a los fármacos de la ciencia, cuando se padece de angustia máxima. Un planteo parecido, se encuentra en el “El discurso del rey”: la experiencia, vivencias y empirismos, curan más que muchas currículas o estériles títulos e infinitos postítulos…
Por supuesto, no aparecen espacios, “lugares” (de identidad o reales), donde se puedan criar niños, transmitir lo genético o adquirido, para desmentir la finitud de cada ciclo vital o para crecer como sociedad.
El personaje del médico devenido escritor, para alcanzar un éxito mayor (dinero más reconocimiento), dibuja el delito más ilustrado en la actualidad: el plagio o el homicidio de la convivencia leal (pareja, amigos, compañeros, etc.). La pasión que despierta la ventana de “enfrente” y el punto de oro: el vestido rojo del objeto deseado y el “corsi recorsi”, cuando se pierde a quien está “al lado”. Las estadísticas muestran que la mayoría de los separados, se reencuentran como amantes y Jorge Amado es eternamente dramatizado…
Las críticas que hacen de este film, conocedores y legos, serviría a estudiantes de psicología y sociología, por como ilustra el abanico de intolerancias, cuando nos vemos  reflejados en la pantalla o en otros, tan semejantes a nosotros.
La frase de Shakespeare que aparece al final la parafrasearía:
“La vida es un relato lleno de ruido y furia”, pero significa mucho…, tanto que vale la pena vivirla y reírnos de nosotros mismos.

Fuente: Mirta Guelman de Javkin
viernes, 11 de marzo de 2011



martes, 26 de julio de 2011

UNA ESCUELA EN Y PARA LA DIVERSIDAD


“Vosotros que sois sabios, debéis saber que naciones diferentes tienen distintos conceptos de las cosas” (De un jefe indio norteamericano a los blancos de Virginia) En: Benjamín Franklin, Notas acerca de los salvajes de Norteamérica


Este presente se caracteriza por situaciones de pseudo – comunicación “altamente tecnificadas”, que ponen en interacción a personas de diferentes razas, religiones, etc., espacial y temporalmente.
Se posibilita el contacto a través de una pantalla; sin embargo, no se garantiza con ello el real diálogo entendido como intercambio humano respetuoso y desprejuiciado.
¿Por qué queremos una escuela en y para la diversidad y no una escuela abierta a la diversidad?
La escuela que se dice abierta a la diversidad revela en su argamasa un contenido ideológico inadecuado para la preparación en la vida democrática. El respeto y la atención de la diversidad son los dos pilares sobre los que se asienta el modelo de educación que se intenta como respuesta, a fin de avanzar hacia el pluralismo democrático pero…Savater[1] nos dice:
“… la flecha sociológica de nuestra actualidad no señala hacia el lado del inevitable triunfo uniformador del universalismo. Todo lo contrario, son abrumadoras las demostraciones, aquí y allá, del éxito creciente de las actitudes anti universalistas…Lo que realmente está en peligro hoy es la recurrencia al origen como condicionamiento inexorable de la forma de pensar; dividir en guetos estancos y estancados de índole intelectual. Es decir, que sólo los nacionales puedan comprender a los de su nación, que sólo los negros puedan entender a los negros, los amarillos a los amarillos y los blancos a los blancos, que sólo los cristianos comprenden a los cristianos, y los musulmanes a los musulmanes, que sólo las mujeres entienden a las mujeres, los homosexuales a los homosexuales y los heterosexuales a los heterosexuales…y que por tanto debe haber una educación diferente para cada uno de estos grupos que los “respete”, es decir que confirme sus prejuicios y no les permita abrirse y contagiarse de los demás.”
Negar la diferencia es no reconocer la diversidad, con la pretensión de imponer la uniformidad. Se hace necesario desmontar las frases hechas. Abierta a la diversidad, termina siendo un mero discurso. En y para la diversidad hace referencia a la heterogeneidad en la praxis real.
Surge así, una nueva mirada, cuyos pilares son: hablar de diferencias y no de desigualdades y valorizar las diferentes culturas como fuente de enriquecimiento y de desarrollo.
Todos pueden aprender, no con condicionamientos prescriptivos  y homogeneizantes; sí con docentes que operen con una preparación multidimensional y compleja. Es un desafío educar en la interculturalidad, ya que se hace necesaria la ruptura del aislamiento, valorizando la reciprocidad, solidaridad y la aprehensión del mundo en múltiples registros. Esto nos lleva a construir una pedagogía de las relaciones humanas, centrada en el joven que aprende y en la formación del que enseña, con capacidad para no generar segregaciones institucionales.
La escuela es esencialmente intercultural, debe articular las diferencias, para el sostenimiento social.
Fuente: Alicia Devalle de Rendo, Viviana Vega; “Una escuela en y para la diversidad”, Edit. Aique , Bs.As.     


[1] Savater, Fernando: “El valor de educar”, (1997) Edit. Ariel, Bs.As.
EVA
Calle Florida, túnel de flores podridas.
Y el pobrerío se quedó sin madre
llorando entre faroles sin crespones.
Llorando en cueros, para siempre, solos.
Sombríos machos de corbata negra
sufrían rencorosos por decreto
y el órgano por Radio del Estado
hizo durar a Dios un mes o dos.
Buenos Aires de niebla y de silencio.
El Barrio Norte tras las celosías
encargaba a París rayos de sol.
La cola interminable para verla
y los que maldecían por si acaso
no vayan esos cabecitas negras
a bienaventurar a una cualquiera.
Flores podridas para Cleopatra.
Y los grasitas con el corazón rajado,
rajado en serio. Huérfanos. Silencio.
Calles de invierno donde nadie pregona
El Líder, Democracia, La Razón.
Y Antonio Tormo calla "amémonos".
Un vendaval de luto obligatorio.
Escarapelas con coágulos negros.
El siglo nunca vio muerte más muerte.
Pobrecitos rubíes, esmeraldas,
visones ofrendados por el pueblo,
sandalias de oro, sedas virreinales,
vacías, arrumbadas en la noche.
Y el odio entre paréntesis, rumiando
venganza en sótanos y con picana.
Y el amor y el dolor que eran de veras
gimiendo en el cordón de la vereda.
Lágrimas enjuagadas con harapos,
Madrecita de los Desamparados.
Silencio, que hasta el tango se murió.
Orden de arriba y lagrimas de abajo.
En plena juventud. No somos nada.
No somos nada más que un gran castigo.
Se pintó la República de negro
mientras te maquillaban y enlodaban.
En los altares populares, santa.
Hiena de hielo para los gorilas
pero eso sí, solísima en la muerte.
Y el pueblo que lloraba para siempre
sin prever tu atroz peregrinaje.
Con mis ojos la vi, no me vendieron
esta leyenda, ni me la robaron.
Días de julio del 52
¿Qué importa dónde estaba yo?
María Elena Walsh